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viernes, 9 de marzo de 2012

LOS HORNOS DE CAL



LOS HORNOS DE CAL DE LAS CABEZAS

LOS HORNOS DE CAL
DE
PUERTO DE LA CRUZ
Las caleras fueron para canarias una de las actividades industriales de las más arraigadas, desde la colonización ya que casi todas las islas y en las costas era muy raro que no hubiese un horno dedicado a la elaboración de cal y yeso, que se utilizaba en la construcción, la cal mezclada con la arena y agua para hacer el mortero, también se utilizaba para blanquear o enjalbegar las paredes y muros y en la higiene y la medicina servia como desinfectante en enfermedades contagiosas para prevenir la putrefacción de aguas estancadas y para la prevención de infecciones en los enterramientos. Esta industria se mantuvo en constante crecimiento hasta los años sesenta que empezaron a abandonarse por la aparición de las industrias Cementeras.

La cal se obtenía mediante un proceso de calcinación de la piedra de carbonato cálcico, denominada caliche, que se importaba de las islas donde más abundaba este material, Gran Canaria y Fuerteventura, los instrumentos utilizados para la extracción de la piedra de cal de las canteras eran, picos, palas, cuñas y el marrón o mandarria, también existía la barra y la leva, que son cilindros de hierro de unos dos metros de largo aunque de distinto ancho que se utilizaban como palancas para ablandar o romper la piedra, y luego se transportaría por vía marítima al resto del archipiélago, de hay que la mayoría de los hornos estuviesen cerca de las costas, la manipulación de la cal viva era un peligro, de hay que era preferible exportar la materia prima y hacela en cada lugar donde se utilizara, ya en la estiba y desestiba y siendo los barcos de madera y en contacto con el agua se abría, con un aumento del volumen y desprendimiento de calor que podría abrir el barco como una granada, porque un corrimiento de la carga podría hacer perder la estabilidad del barco o que se mojara, por lo que las bodegas y escotillas había que sellarlas y sobre la tablazón del cierre, colocar lonas y encerados, ademas que el barco estuviera bien calafeteado.
Los hornos eran construcciones muy sencillas, tienen forma de cono truncado pero con el áima más estrecha abajo, el emparrillado sobre el que se depositaba la piedra de cal descansaba sobre un puente de hierro por delante, y por detrás las vigas estaban empotradas en la pared del horno. La parrilla se podía mover un poco por delante, el tiempo se necesita para quemar un gran horno es aproximadamente de cinco a seis días, tiempo que las temperaturas alcanzaban entre 800 y 1000 grados momento en que la cal bajaba a través de las parrillas móviles hasta la hornilla por la acción manual. Una vez cocida la piedra, se sacaba y se dejaba enfriar con agua.
Los hornos ubicados en la zona alta del casco urbano de Puerto de la Cruz, en el lugar conocido como Las cabezas. Consta de cuatro hornos construidos a finales del siglo XIX por el maestro albañil Gregorio Barreto, los dos mas grandes, situados en el extremo del conjunto disponen de una base cúbica y sobre ella troncos de cono fabricados con piedra molinera extraída de una cantera que estaba en la entrada de la carretera del Taoro, así como con ladrillos de adobe, que delimitan las bocas de los hornos, respondiendo a la tipologia característica de estas infraestructuras existentes en el pasado en otros puntos del norte de la isla, al lado de uno de ellos se encuentra el cuarto del carbón que es el combustible que se utilizaba y que era traído por los veleros ingleses, mucho antes el combustible que se utilizaba era la leña de brezo que se obtenía de los montes de La Orotava. El horno central dispone de cúpula de ladrillo refractario, recubierto (igual que los anteriores) por una capa de arcilla e inspirado en modelos existentes en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, A él se le adosa una construcción más pequeña, otro horno destinado a la producción de yeso, junto al que se halla el cuarto en el que se almacenaba, de planta cuadrada y cubierta de teja a un agua. El conjunto se completa con taquillas de agua, el cuarto de la calera, donde se almacenaba la cal para su venta y despacho, situado junto al antiguo camino de Las Cabezas.
Luis González López compro estos hornos a su hijastro Tomás Castro Morales y luego los legó al menor de sus siete hijos, Luis González Morales que posteriormente los dejaría en herencia a su primogénito Luis González González, entre las catorce personas que trabajaban en esta industria había algunos majoreros.
TIPO DE BARCO CALETERO LANZAROTEÑO

El material llegaba al muelle portuense a bordo de los veleros Matías López, La Frasquita, La Juanita, El Nicolás, El Tasón, La Numancia, El Paco, La Evelia y la Estrella, luego se subía por la Calle Blanco hasta donde estaban situados los hornos, de una horneada se podía obtener unos 3600 kilos o 700 fanegadas, estuvieron en funcionamiento hasta el año 1940. Fueron declarados Monumentos Histórico-Artísticos por el Gobierno Español en el año 1993.
CALERA DE LA ASOMADA

En La Asomada, hay otra calera de distinto tipo, es mucho mayor de las que hemos estado mencionando es de planta cuadrada y dos círculos encima de la cuadrada uno mayor y otro mas pequeño no dispone de cono, y tiene una escalera que llega hasta la boca del horno. La piedra había que meterla al horno sobre una parrilla que se preparaba con unos hierros largos que sujetaban la carga que una vez quemada, vaya cayendo al suelo del horno, también se colocaba un trozo de hierro de dos metros curvado en uno de sus extremos que se utilizaba para sacar del horno las parrillas del centro. Con este hierro largo se escarbaba por la parte de abajo del horno hasta llegar a ver la piedra encendida. Cuando se tenia colocada correctamente la parrilla comenzaba el proceso de carga del horno por varias personas, una de ellas hacia descender la carga de piedra de cal y carbón desde lo alto, mientras que otra se introducía en el fondo del horno colocando un ramaje seco y encima un buen montón de leña para que prendiera la rama, en cima de la leña se colocaban una buena camada de carbón de piedra y encima otra buena camada de piedra de cal, deben de tener mucho precaución de no arrimar el carbón a las paredes del horno porque podría producirse una fundición y no deja bajar la piedra. Estas camadas alcanzan la parte mas alta del horno para quemar la piedra.
Una vez cargado el horno se procede a su encendido, y al cabo de los cinco días ya estaba el fuego en la parte mas alta del horno, esta señal indica que la piedra ya esta lista para sacar. La cal cocida sale fría se iba depositando en el almacén que tienen al lado  regándose con agua  para que empieza a coger calor,  puede incluso quemar, se removía con una pala. La piedra con la ayuda del agua, se iba abriendo y al cabo de dos horas ya estaba convertida en cal, se pasa por una cernidera para quitarles algunas piedras que han quedado sin quemar. De esta manera el polvo de cal ya estaba listo para su venta.
Todo este conjunto esta echo de piedra de cantería, y al lado un edificio de planta cuadrada a dos aguas y teja francesa donde se almacenaba la cal para su posterior venta. Esta calera con su horno y almacén perteneció por último a Telesfoto Dominguez Bravo, también la piedra de cal le llagaba por barco hasta el penitente y luego sus dos camiones que tenia la trasportaban hacia La Asomada donde estaba situada esta calera, esta dejo de funcionar a mediados de los años sesenta cunado ya prácticamente entro en desuso este material.
CALERA DE LA ASOMADA HOY DÍA

En 1972 comienza en estos terrenos una nueva empresa llamada Calera Puerto Cruz S.L. Iniciándose como fábrica de cerámica, abarcando varios sectores, recuerdos turísticos, decoración y hostelería. Hoy día y ha simple vista es un poco difícil de asociarlo a un horno de cal, debido a la construcción de locales al rededor para exponer la mercancía y toda la decoración colgada y expuesta en lo que sobresale del horno.


Bernardo Cabo Ramón


El Mosaico 18/04/1999 Eva Fariña
HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, FERNANDO. El horno de cal de Los Silos. Revista ANSINA. 1997
Caleras de Tenerife. Todoloquepasaentenerife.com.

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