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domingo, 12 de diciembre de 2010

CASTILLO DE SAN FELIPE

Castillo de San Felipe

CASTILLO DE SAN FELIPE

En 1506 el Cabildo de la Isla que tenia su cede en La Laguna, tomo el acuerdo de construir con fondos de esta institución, un muelle en el Puerto de Araotava, para recaudar impuestos que debían de pagar todos los mercaderes que utilizasen el proyectado muelle para garantizarse unos ingresos fijos. Es muy posible que el lugar elegido para la construcción de este muelle fuese el llamado Limpio Grande ó de las Carabelas situado en la desembocadura del Barranco de San Felipe, cuyo proyecto nunca llego a realizarse probablemente por los insuficientes medios de que disponía el Cabildo a principios del Siglo XVI.El limpio grande era el fondeadero de mayor calado, donde anclaban los navíos de mayor 

tonelaje durante el siglo XVI de unas 40 a 50 brazas de profundidad, y que fue el primer desembarcadero, en el llamado Puerto Viejo, fue utilizado hasta quedar arruinado, por los materiales acumulados por las crecidas del barranco. Viera y Clavijo nos cuenta en su Historia de canarias. Abrióse el Puerto Viejo en la caleta o ensenada del barranco que está hacia la parte occidental de la punta que forma allí la tierra. Pero habiéndose echado a perder con una avenida del barranco y reconociéndose que las olas de aquellos mares del Norte eran demasiados bravas en dicho sitio, se abrió el Puerto Nuevo que hoy existe, rompiendo Francisco Xuárez de Lugo las grandes peñas que servían de estorbo a la entrada. Esta avenida del barranco que nos cuenta Viera y Clavijo se cree fue ocurrida en 1641.

La primera referencia para la construcción de una fortificación en el Puerto de la Orotava 

data de una real cédula fechada el 11 de Septiembre de 1544 ganada por el mensajero Juan de Ochoa, en la que autoriza al Cabildo de La Laguna una recaudación de 4000 ducados para invertir en las obras de fortificación. En dicho pliego se alude al Puerto de la Orotava como uno de los más desprovistos en defensa
La segunda referencia es una solicitud del Cabildo de La Laguna dirigida a S.M. el Rey Felipe II, en 1553 a raíz del ataque del pirata “Pie de palo” a Santa Cruz de La Palma, se nombra como mensajero al orotavense Juan Benítez de las Cuevas para informar de lo desamparada que se encontraban las islas y la urgencia de proteger los puertos y pedir al Rey el emplazamiento de tres nuevas fortalezas, una en Santa Cruz, otra en Garachico y la tercera en el Puerto de La Orotava, dotándolas con veinte piezas de artillería. Como consecuencia, llega a la isla y visita el Puerto de la Orotava el 13 de Febrero de 1.559, D. Alonso Pacheco Solís, funcionario de Felipe II, D. Alonso Pacheco, regidor de Canaria y alférez mayor perpetuo de la misma isla y de la de La Palma, es una de las figuras más destacadas del Archipiélago en el siglo XVI, nacido en tierras de Castilla. Se constituyó en el entonces llamado Puerto y Caleta del lugar de la Orotava, asistido del Gobernador de la Isla D. Hernando de Cañizares, con los Regidores D. Francisco Pérez de Victoria y D. Juan Luzardo de Franchi, los maestros de albañilería D. Francisco de Acevedo, D. Rui Pérez y D. Manuel Morín, y después que se ovo y mirado junto al dho puerto i caleta y platicado i tratado sobre ello, quedó de acuerdo i concierto i diferido que se hiciese un cubelo en una montaña larga que está junto al dho Puerto y Caleta, la que es entre la caleta que dicen del "burgao" i la caleta del puerto, por ser lugar que se toma una caleta é otra, é allí se acordó que se hiciese un cubelo, de sinquenta palmos de alto, i de hueco de treinta pies, i que se hiciese de piedra i cal i argamasa, i con sus cuatro troneras de cantería, i que el dho cubelo tuviese dos sobrados con sus vigas fuertes i recias i ladrillos por tabla con su puerta fornida i con su baluarte alrededor que pueda jugar de dentro del una pieza, entre el cubelo i de valuarte, el qual valuarte ha de tener sus saeteras de cantería i cal, i que el dho valuarte aia de tener i tenga de altor tres pies i de anchor seis palmos.
La tercera referencia es el envio a Canarias en 1571 por parte del Rey Felipe II al Ingeniero Militar Agustín de Amodeo para mejorar el sistema defensivo del Archipiélago, durante su estancia en Tenerife visito el Puerto de la Orotava. Su repentina muerte este mismo año de 1571, paraliza temporalmente el proyecto.
La cuarta referencia tras la muerte de Agustín de Amodeo es enviado nuevamente otro Ingeniero Militar llamado Juan Alonso Rubián,(1536-1596) que visita el Puerto de la Orotava en 1573 levantando planos del lugar, y en el acta que dio fe el Escribano de visita Francisco de Rojas, se hizo constar la conveniencia de dotar el puerto indicado de 6 sacres de bronce y 6 de hierro con sus correspondientes cámaras y la pólvora necesaria, calculando los peritos albañiles que el costo total del baluarte ascendería a unas 1.500.- doblas, los cuales remite al Consejo de Guerra y que se extravió en la maraña burocrática, estos enviarían al Cabildo de La Laguna que, en sesión del 7 de marzo de 1579, presento dicho trabajo.
La quinta referencia es el envio, también por parte de Felipe II, del Ingeniero Militar Leonardo Torriani. En el lugar de La Orotava de esta isla de Thenerife, veinte e tres día del mes de febrero de mill e quinientos e ochenta e ocho años, el capitán Juan Nuñez de la Fuente, governador e capitán general de esta isla e de la de La Palma por el Rey nuestro señor, por presencia de mí Juan Benites Cuaco, escribano público de dicho lugar y sus términos por el Rey nuestro señor, dixo que salio ayer veinte y dos del presente mes de la ciudad de La Laguna desta dicha isla, con Leonardo Toriano, yngeniero, a quien Su Majestad embió a esta ysla, para visitar las fortalezas e puertos e caletas della y entender lo que en ella convendría fortificar e reforcar para defenca del enemigo que alli vinier, para con su presencia de Su Majestad se hiziese la dicha visita por la horden que Su Majestad dio a dicho Turiano yngeniero en su instrucción. E llegó a este lugar ayer dicho día tarde, de que yo el dicho escribano doy fee. E porque quiero que luego se viziten los puertos e caletas que em él ay, mandó que para que esto se haga como se debe al Servicio de Su Majestad e defenca de este lugare que noquede cosa que no se vea, que se notifique a los caballeros regidores de esta isla que en él biben y se hallaren, y a Domingo Rico, maestre de campo e capitanes de este lugar y así mesmo a Juan Antonio Franquis de Luzardo, por aver sido regidor antiguo en esta isla, que tiene noticia de cosas della, que se hallen presentes a la dicha visitae avize en lo que cesca desto conviene que vea el dicho yngeniero, para que mejor se cumpla y consiga el servicio de Su Majestad e su real intento querer de todo se informado, para mandar lo que más a su Real servicio conbenga, e firmolo de su nombre. Juan Nuñez. Passó ante mi. Juan Benites Cuaco, escribano público.
Este día yo el dicho escribano lo notifiqué a Julepe de Llerena Cabrera, capitán de infantería del tercio deste lugar, en persona. Testigos Estevan Osorio, Alcalde e Lucas Rodrigues Sarmiento, escribano público de esta isla. Juan Benites Cuaco, escribano público.
En este día por mi Lucas Rodrigues Sarmiento, escribano público desta isla fue notificado lo suso dicho a Juan Antonio Franquis y Luzardo e Antonio de Feanquis y Fontes del Castillo su hijo, regidor desta isla e capitán de infantería de este lugar en su persona, presente el dicho governador e testigo Juan Benites Cuaco, escribano público.
Notificado a Domingo Rico, maese de campo, e a Francisco Suares de Lugo, regidor e capitán e a Diego de Mesa e Juan de Mesa e Andrés Suares regidores.
En este día, mes e año dicho, en presencia de mi, Lucas Rodrigues Sarmiento escribano público, el dicho Governador e Leonardo Turiano yngeniero e los dichos regidores, vieron e visitaron el Puerto de la Cruz del dicho lugar de La Orotava y el puerto viejo del dicho lugar y el caletón de la Paz e playa de Martiánez y los anduvieron viendo e visitando, de que doy fee. Lucas Rodrigues Sarmiento, escribano público.
El Ingeniero Militar Leonardo Torriani, propuso la construcción de un pequeño fuerte en el lugar de Puerto Viejo, en el cual emplazarían cuatro culebrinas de 20 libras de bala y dos sacres de 6 libras de bala, presupuestado en 22000 reales.
El primer sistema defensivo con que contó el Puerto de la Orotava fue construido a principios del Siglo XVII, posiblemente en 1604, consistía en cinco rudimentarias baterías, meros parapetos donde se emplazaban algunas piezas de artillería para protección de las milicias. Estaban situadas a lo largo del Puerto Viejo, lo que es hoy la Ranilla y el Puerto Nuevo. Construida por Antonio de Franchi y Fonte del Castillo su hijo Juan Francisco Franchi Alfaro y Francisco Suárez de Lugo y Ponte, quien financió con su peculio parte de las obras, ya que en 1603 estos habían solicitado al Cabildo la construcción de las mismas.
Antonio de Franchi y Fonte del Castillo casó con Beatriz Alfaro Marmolejo y Lugo, Antonio es el segundo del nombre, tercer poseedor de la casa y mayorazgo de Franchi, patrono de la capilla de los Santos Reyes y de las demás fundaciones piadosas de su familia, Capitán de Infantería española y regidor perpetúo de Tenerife en 1585.
Fue fundador del Puerto de la Cruz en 1603, cuya población formó por especial comisión del Cabildo al que pertenecía, fundó la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña de Francia y comenzó la fortificación del referido Puerto, construyendo dos plataformas con artillería en el Puerto viejo y levantando otras trincheras y reparos hasta el Puerto nuevo: Fundó mayorazgo electivo para sus descendientes por su testamento cerrado a 24 de junio de 1641, que se abrió a su muerte el 20 de noviembre de 1643 ante Juan González de Franchi.
Juan Francisco de Franchi Alfaro y Lugo, casó con Agustina Interian de Ayala, Quinto del nombre y cuarto poseedor de la casa, sus mayorazgos y antiguos patronatos, primer patrono del convento de San Francisco del Puerto de la Orotava en 1644, regidor perpetuo de Tenerife en 1637 y alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, consagró toda su vida al servicio del rey y de su patria, en cuya historia le ganaron sus hechos un honroso lugar. A imitación de su padre, hizo construir en el Puerto de la Cruz un reducto capaz para seis piezas; sirvió en la defensa de la isla contra los ingleses; contribuyó con 22.400 reales de plata, cantidad importante en aquella época, a la formación del tercio de Canarias que pasó a hacer la guerra de Extremadura y para la fábrica del castillo de San Felipe del Puerto de la Orotava, costeó de su propio caudal el diputado que envió Tenerife a la Corte; puso a su costa gran número de familias en Santo Domingo; atrincheró la isla después del saqueo de Puerto Santo; despachó aviso a la Habana de los propósitos de la armada holandesa en 1624, que pasando por Canarias se dirigía a la Gran Antilla y tomó a su cargo la difícil misión, que realizó cumplidamente, de solicitar de la provincia el donativo que exigían las necesidades de la corona en 1635, sin que jamás obtuviese sueldo alguno, antes al contrario con no pequeños sacrificios. La Orotava le nombró su diputado en Madrid en 1647, ganando entonces para aquel pueblo, su patria, el privilegio de villa en 28 de noviembre de 1648, confirmado en cédula de 4 de diciembre de 1650. Testó en la Orotava en 27 de septiembre de 1647 e hizo agregación de sus bienes libres al mayorazgo antiguo de su familia.
Francisco Xuárez de Lugo y Ponte, nació en La Orotava, casó con la Señora de Lanzarote y Fuerteventura Catalina de Ponte y Cuevas en 1592 en el la Orotava, murió el 15 de enero 1633, La Orotava.
Segundo del nombre, señor de la casa y mayorazgo de su abuelo Francisco Benítez 
Pereyra y Lugo, cuarto patrono del convento de San Lorenzo, fue regidor perpetuo de Tenerife por cédula real de Don Felipe II de 1 de mayo de 1576, en cuyo oficio, hasta su mayoría de dad, se recibió como regidor en cabildo el 14 de octubre de 1577 Francisco Benítez de Lugo, su tío, hermano de su padre; maestre de campo del tercio de infantería española de la Oratava por patente de 14 de noviembre de 1589. Fue juez subdelegado de la Santa Cruzada y juez comisario del tribunal en las siete islas Canarias por nombramiento de 9 de octubre de 1612; juez de contrabandos pos Su Majestad el 12 de enero de 1622. El cabildo de Gran Canario le recomendó a Don Felipe III en carta súplica de 19 de setiembre de 1613 y en 30 del mismo mes y año el de Tenerife.
Hizo justificación ante Rodrigo de Vera, escribano público a 16 de noviembre de 1628, en presencia del gobernador de la isla Diego de Alvarado Bracamonte, de haber fabricado a su costa murallas y trincheras, reparado piezas de artillería y abierto, picándolo en las playas, lo que fue luego Puerto de la Cruz, certificando la verdad de todo aquella autoridad el 20 del mismo mes, por haberlo visto con vista de ojos. Dirigió y contribuyó a su término con crecidas cantidades, la fábrica del castillo de San Felipe de aquel puerto por especial comisión del capitán general de las islas Juan de Ribera Zambrana, su fecha a 7 de febrero de 1630. Por estos y otros servicios, la real audiencia, en carta de 6 de junio de 1631, recomendó a Su Majestad las personas de Francisco Xuarez de Lugo y sus dos hijos, muy conocidos caballeros, que han servido y sirven a Vuesta Majestad con gran fidelidad y amor, dignos y beneméritos de que Vuestra Majestad les haga la merced que esperan de su grandeza.
También en 18 de setiembre de 1613 hizo informaciones de su hidalguía y nobleza notorias, por ante Juan de Anchieta, declarando en ellas un testigo de cien años y seis de más de noventa; y siendo amparado como caballero hijodalgo por el licenciado Lucas de Rada Rivero, teniente gobernador de Tenerife, en auto de 25 de noviembre de 1613.
Testó ante Francisco de Bienvenido a 15 de enero de 1633.
Por dos veces su defensa se cubrió de gloria, derrotando valerosamente a los piratas que le amenazaban y obligándoles a la fuga, 1605 y 1611 se rechazaron a cinco naves piratas que intentaron apoderarse de algunas de las carabelas allí surtas, cuya defensa fue dirigida por el regidor don Juan Antonio de Franchi y Luzardo.
En 1625 reinando Felipe IV, y según acuerdo del Cabildo (libro 22, folio 193 y 208) se acordó la construcción del Castillo de San Felipe, siendo Comandante General de las Islas don Francisco de Andía. El 7 de febrero de 1630, el Capitán D. Juan de Ribera comisiono a D. Francisco Xuáres de Lugo para la fábrica del Castillo de San Felipe.
El proyecto del casillo fue fechado en 1634 tras la visita hecha por D. Yñigo de Brizuela y Hurbina, con asistencia del ingeniero italiano Próspero Cassola eligen el emplazamiento de la futura Torre de San Felipe. En 1640 el Cabildo tomo el acuerdo para la construcción del mismo tras a la revolución de Portugal. En 1641 se inició la construcción en el Limpio Grande por orden del Comandante General de las Islas don Alonso Dávila Guzmán, fue encargado de las obras don Antonio Gallegos y este no fue terminado hasta 1655.

Plano de Antonio de la Riviere 1741
La estructura del castillo tiene forma poligonal. Artillado con cuatro cañones de bronce, su 
dotación es de doce hombres. Su entrada principal consta de foso y puente de madera levadizo. Puerta de entrada de una sola hoja. El cuerpo de guardia a la derecha de la entrada con piso de callao. A la izquierda esta el repuesto con piso de tablado. La explanada o patio de armas es de loza de piedra. El común en el lado izquierdo. Escalera de doce peldaños para subir a la garita, galería y cuadra alta de 13 varas y media de largo y cinco y media de ancho, su piso es de callao. La puerta de entrada de dos hojas, tiene dos postigos en la pared frente a la entrada y en las testeras una ventana, cada una con sus barrotes de madera, la cubierta es de teja vana, sostenido con seis pilares y su baranda, todo con madera de tea, el piso es de callao en toda su longitud.
La Real Previsión de S.M. Felipe IV, dictada el 28 de noviembre de 1648 y que entró en 
vigor para el Puerto de La Orotava, el 13 de mayo de 1651, resume lo siguiente: Porque la ciudad de La Laguna en su puerto de Santa Cruz los regidores della con aisitencia del corregidor eligen en su cabildo vn caballero hijodalgo para que gobierne y asista en el dicho puerto en el castillo que tiene y tenga a su cargo toda la artilleria que esta en las demas partes de aquel distrito y por lo mucho que gobierne a mi servicio y por que el puerto que llaman del lugar de La Orotava a estado siempre agregado a el por haberle fundado y avierto con sus becinos castellanos para la dispusicion salida y manejo de sus frutos saliendo del dicho lugar de la Ortava los mismos castellanos a probable y no extranjeros por ser la llave de dicha isla aquel sitio y aver estado siempre devaxo de la jurisdcion del dicho lugar de La Orotava y compuestose parte de su vecindad de diferentes naciones de portugueses ingleses catalanes y franceses y otras personas que de diversas poblaciones an benido a abecindarse en el dicho puerto que no tiene ni se les conoce bienes rayces ningunos y que solo biven de enbarcar trajinar y rebatir las mercadurias y frutos porque haviendo en el personas de calidad siempre estara con mayor seguridad quiero y es mi intencion y determinada bolubtad que en el dicho puerto de la dicha villa de La Orotava aya un alcalde pedaneo y que este sea un cavallero hijodalgo notorio el qual en el tiempo que alli asistiere exeza el dicho oficio y tenga a su cargo y por su cuenta y cuydado todas las plataformas y piezas de artilleria municiones y demas pertrechos con que la dicha villa de La Orotava cavalleros y vecinos della an fortificado y fortifican en el dicho puerto y toda la costa con toda las demas piezas de artilleria que estan en ella y rrepartio alli Don Luis de Cordova de las del navio olandes que se le entrego siendo capitan general de las dichas islas y la dicha elección y nombramiento del dicho alcalde pedaneo para el dicho puerto se aya de hacer de aquí adelante perpetuamente para siempre jamas el dia de la Pascua de Reyes a seis de henero de cada un año la cual ayan de acer y acan el mi corregidor que es o fuere de dicha isla dos rejidores dos caballeros hijosdalgo notorios y dos vecinos todos vecinos de la dicha villa de la Orotava.
En una carta de S.M. dirigida al Cabildo manifestándole su agradecimiento por el celo con 
que ha atendido á sus nuevas fortificaciones según noticias que le ha dado el Capitán General don Alonso Dávila de Guzmán y además espera que su continuación hasta acabarlas, se proseguirá con igual fineza que la hasta entonces tenida. Madrid á 15 de Septiembre de 1656. Esta carta fue leída en el Cabildo el 12 de Abril de 1657, folio 200.
El Cabildo en el acta correspondiente al 13 de Julio de 1657 consta que el Capitán y Regidor D. Francisco Xuáres de Ponte y Lugo expuso que tres años antes había mandado el Comandante General Sr. Dávila Guzmán levantar un Castillo en el Puerto Viejo de La Orotava y del cual le había expedido el título de Castellano, como entonces lo era y por tratarse de una obra nueva le faltaban todos los pertrechos para su defensa, lo que hacia presente a la Corporación, la cual contestó que al Cabildo correspondía solamente municionar de sus propios recursos a los Castillos de San Cristóbal y San Juan del Puerto de Santa Cruz, en los cuales por particular cédula Real designaba sus respectivos Castellanos, y que por tanto el citado Regidor debería hacer tal gestión cerca del Comandante General.
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Sobre este despacho que mando el Rey el 22 de agosto de 1708 al Comandante General D. Agustín de Robles y Lorenzana en el que se desposeyera al Sr. Rodrigo de Vera de su empleo por estar obligada la Villa y no el Rey a ejecutar las obras. Viera y Clavijo nos lo cuenta en la Historia de Canarias, Nombra el General Gobernadores de las armas en Santa Cruz y La Orotava. Oponiéndose la villa y la ciudad.
Mientras los prósperos sucesos de la monarquía a legraban las islas, habían algunas 
providencias de don Agustín de Robles y Lorenzana que las disputaban. Tal era de haber despachado títulos de Gobernadores de las armas de los puertos de Santa Cruz y La Orotava a los Coroneles D. Juan de Herrera y Leyva y D. Marcos Francisco de Betancourt y Castro, pues aunque les dio posesión con aprobación real en noviembre de 1707, la ciudad de La Laguna y la Villa de La Orotava, que veían atropellados sus más adorados privilegios, hicieron fuertes contradicciones. La Ciudad, por su pertenencia de nombrar castellano de Castillo de San Cristóbal, que siempre era Gobernador de la plaza en ausencias del Capitán General; y La Orotava, por facultad de elegir Alcalde en el Puerto de la Orotava y Castellano en San Felipe.
En efecto, luego que La Orotava supo que el General había mandado entregar al nuevo Gobernador del Puerto las plataformas, municiones y pertrechos, que había llamado al Alcalde castellano y puesto en su lugar un mercader, que había nombrado un Capitán de trincheras y un castellano en la batería de San Telmo; que no daba en sus despachos al dicho Puerto el nombre de La Orotava, sino solamente Puerto de la Cruz, que había prohibido que ningún vecino fuese a bordo de las naves surtas en el puerto a comerciar sin licencia suya: luego que supo, tantos agravios, confió sus poderes a D. Antonio Viña, para que los contradijese. No quiso el General oír la protesta, por que no iba firmada de abogado. Fírmala D. Martín de Bucaille Manrique de Lara, presbítero, vicario, examinador del obispado, gran jurista y gran hombre. Responde entonces el General a mano armada que la firmasen todos los vecinos: señala la ciudad por cárcel a D. Antonio Viña, sácale cien ducados de multa: pasa el General en persona a las casas del Obispo D. Juan Ruiz Simón, a pedir que se le entregase al abogado para arrestarle por el delito de haber firmado el pedimento: excusase el Obispo y véngase el General mandando que el licenciado D. Martín de Bucaille no actuase en su tribunal en lo sucesivo.
Dos mensajeros volaron a la corte: D. Juan Francisco de Franchi-Alfaro y Lugo por La Orotava, y D. Ángel Bautista Vandama por La Laguna. Sus memoriales impresos, en que manifestaban los antiguos servicios y privilegios de ambos vecindarios, violados en un solo día por D. Agustín de Robles y Lorenzana, iban apoyados de otros del corregidor y los Coroneles. No solo se exponían en ellos aquellos desórdenes, sino también la rara elección que había hecho el General de algunos guardas de la aduana y oficiales mecánicos, para empleos militares del Puerto “Contradicción Notoria (decía el consejo), representar muchas veces que los cabos y oficiales de las milicias debían de ser de la primera distinción y conferirlos luego a gente de inferior calidad”. Sin embargo, el General insistía en sus dos Gobernadores, y ofrecía, en nombre de los vecinos del mismo Puerto de la Orotava servir al estado con 500 doblones, porque se relevase a la villa de La Orotava de la facultad de nombrar anualmente castellano. Esto era confesar que no tenía razón.
Giro el largo expediente por los consejos de guerra y de Castilla, hasta que el 22 de Agosto 
de 1709 mandó el Rey: “Que cancelasen y recogiesen las 2000 cédulas de preeminencia. Que sólo gozasen fuero militar en lo criminal el capitán, teniente, alférez y un sargento de cada compañía. Que en esta causa se acompañase al General con un oidor de la Audiencia. Que fuese al consejo de guerra las apelaciones. Que los dos Gobernadores de las armas no subsistiesen, y se cancelasen sus nombramientos. Que el Capitán General guardase los estilos de las islas, como sus antecesores lo habían echo. Que mantuviese a la villa de La Orotava en sus privilegios por lo tocante al Puerto de la Orotava, y dejase de atropellar a su abogado. Al Capitán General se le dará severa reprehensión por lo que ha callado en algunos de los puntos que se han tratado y maliciosas representaciones que sobre otros ha hecho, y por los atropellamientos que ha ejecutado contra la Audiencia usurpando la jurisdicción real, con todo lo demás que toca el consejo sus procedimientos, que se le desaprobarán, manifestándole mi desagrado”
Al mismo tiempo se despachó nueva instrucción para gobierno de los Capitanes Generales “La que debería observarse con toda vigilancia, dado la Audiencia cuenta al consejo en caso de contravención, para que se tomasen las providencias convenientes.
Cuando esta declaración llegó a Canarias, ya el General D. Agustín de Robles y Lorenzana se había despedido de La Laguna para volver a la Península, dejando mucha correspondencias y amistades. Caballero ingenuo, generoso servidor del Rey, pero dominante y ligero.
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En 1.708, siendo Cabo o Teniente de Castellano del Fuerte de San Felipe, el Alférez Sr. Rodrigo de Vera, presento al Rey la necesidad que tenia el Castillo y su batería, de reparos, que corría a cargo del vecindario de la Villa de La Orotava y de la misma por competirle por privilegio y también la regalía de nombrar Alcalde y Castellano que es el cabo principal de dicho Castillo. Expidió el Rey entonces despacho el 22 de Agosto de 1.708, en el que se mandó desposeer al Sr. Rodrigo de Vera de su empleo, por estar obligada la Villa y no S.M. a ejecutar tales obras, y que el Comandante General, que lo era D. Agustín de Robles y Lorenzana, Caballero de Santiago, 1.705-1.709: obligase a la villa a la ejecución de lo que avía ofrecido: lo que cumplimentó. Poco después se hicieron las operaciones del reconocimiento y tasación y se aprontaron 4.000. reales, cantidad que se consideró bastante para las obras, quedando apercibidos para ejecutarlas en adelante. Esto se repitió en tiempos del General D. Fernando Chacón y Medina (1.709-1.713); en lo de D. Juan Mur y Aguirre(1.719-1.723) se mandó cumplir y ejecutar lo mismo y aún que se aportasen unos 12.000.- reales, pero la Villa se resistió con el pretexto de la imposibilidad de medios y pretendió que no eran de su obligación tales gastos, máxime cuando la propia Villa tenía falta de una cárcel, y el Cabildo de la Isla poseía, como propios suyos, una dehesa en la demarcación de aquella que redituaba unos 1.000 escudos anuales. Quedo todo igual hasta que en 1.719, el Comandante General volvió a instar lo de las fortificaciones del Puerto de la Orotava, y se volvió, por parte de los de la Villa, a reproducir las anteriores excusas y se añadió que los anteriores Generales habían acudido para esto a los recursos del 1 por ciento, destinada a las fortificaciones del Archipiélago. Se ordenó entonces hacer una información al Veedor de la Gente de Guerra, quien la efectuó el 21 de Diciembre del expresado año, resultando de la misma que en los Castillos que elegían Castellanos las propias ciudades o Ayuntamientos y Señores en su Señorío, deberían cuidar de sus gastos y reparos, mientras el Rey solamente costeaba los que eran de su Real nominación, para lo cual estaba destinado el arbitrio del uno por ciento, según constaba de los mismos libros de la Veeduría.
Vista la anterior información , el Cabildo de Tenerife se opuso a la pretensión de la Villa, ya 
que era privativo de ésta tal obligación ; entonces el Comandante General mandó, con parecer de letrado, el 27 de Enero de 1.720 que los Caballeros y demás vecinos de la Villa de La Orotava y su distrito debían concurrir con lo necesario para las fortificaciones del Puerto de la Orotava, y que dentro de 15 días aprontaron la cantidad de 12.815 reales para lo mismo, o que arbitrasen la mejor comodidad para su ejecución; y que todo se efectuase sin perjuicio de la apelación que se había interpuesto. Y por lo que tocaba a los demás pretensiones de la Villa de La Orotava, se hiciese remisión a S.M., de cuyo auto volvió a interponer apelación la obstinada Villa.
Con la anterior actitud no dejaba, sin embargo, de contradecirse la Villa, por que en anteriores ocasiones, por medio de su apoderado en la corte: hizo relación de haber fortificado dho Puerto y que lo mantenía a su costa que fue motivo de vuestra Real resolución: De esta confección se aprovechó después D. Alonso Fonseca de Mesa y Llarena que en uno de sus memoriales citaba una fortificación de D. Claudio Imein Roberto, Condestable del muelle de San Telmo del citado Puerto de la Orotava, su fecha 25 de Enero de 1.725, en la que estaba la necesidad urgente de reparaciones en el castillo y se exponía que de las 15 piezas de artillería que tenia, once se hallaban desmontadas, siendo las mas incapaces de servir, y que solamente eran útiles cuatro: Que el Castillo tenía por puente unos chaplones sueltos, que hacían de pasadizo. Que el muelle del citado puerto había nueve cañones, ocho de ellos desmontados; que el fortín de San Telmo, de sus cuatro cañones uno tenía cuareña insuficiente y los tres restantes en el suelo; el torreón estaba sin llave y sin municiones precisas. De todo este lamentable estado resultaba que no se había ejecutado, decía el memorial, lo que había ordenado el General Marqués de Valhermoso, y haber crecido después esta mayor necesidad de reparos, de la que se puede originar una Irrupción o Invasión en perjuicio de toda la Isla, por más que esta tenga, como tiene fortificados los demás Castillos que son de su cargo, lo que no parece justo se permita especialmente con tan despreciable pretexto como los que dedujo la dicha Villa en contravención del mismo hecho y estado disfrutando su nominación....
Alonso Fonseca de Mesa y LLarena, regidor del Cabildo de Tenerife y apoderado de éste en la Corte, puso siempre manifiesto empeño en que los patricios y vecinos de la Villa contribuyeran a los reparos que exigía el mal estado de las fortificaciones del Puerto., y al efecto mediante sus escritos con Procurador y firma de letrado, instaba al Consejo de Guerra, cuyo superior organismo castrense dictó el siguiente auto:
Dese despacho o cometido al Comandante general de las Yslas de Canaria para que 
siendo cierta la narratiba de este pedimento y en conformidad del auto de veinte y siete de henero del año passado de mil setecientos y veinte, haga que la Villa de la Orotava y su distrito concurra con lo necesario para las fortificaciones que en él se expresan, y ejecutado dé cuanta, obrando conforme a derecho.- Los Señores del Consejo de Guerra lo mandaron en Madrid a diez y nueve de febrero de mil setecientos y veinte y siete.- Está rubricado.- Lizdo. Castroviejo.- Y para que lo referido tenga su mas puntual y debido cumplimiento, se despacha la presente.- Por lo cual de parte de Su Magistrado y dicho Supremo Consejo de Guerra se ordena a dicho Comandante General de las Yslas de Canarias que luego que este Despacho le sea presentado y pedido su cumplimientoy Auto al proveydo, uno y otro aquí inzerto, y arreglandose a su contenido, lo guarda, cumple y execute, y haga guardar, cumplir y ejecutar, sin lo contravenir, permitir ni dar lugar se contravenga en manera alguna, y su Virtud y en conformidad de lo mandado por el auto de veinte y siete de henero del año de mil setecientos y veinte, y siendo cierta la narratiba de dicho pedimento Haga que la expresada Villa de la Orotava y su distrito, concurran con lo necesario para las fortificaciones de que a hecho mension y ejecutado lo referido, dicho Sr. Comandante General Dé cuenta al consejo, obrando en todo conforme a derecho, y lo cumpla por cuanto assi conviene al Real Servicio de Su Majestad y buena administración de justicia. Y mandó, pena de cincuenta mil maravedís aplicados a gastos de guerra, a cualquier Escribano notifique la presente a quien convenga y de ello dé Testimonio. Fechado en Madrid a veinte y dos de henero de mil setecientos veinte y siete.- Dn. Nicolás Manrique de Lara.- Yo Dn. Alonso de Acevedo y Fresno, Secretario del Rey Nuestro Señor y Escribano de Cámara lo hize escribir por su mandado con acuerdo de los de su Consejo de Guerra.- Secretario Acevedo
De todos estos documentos dio una certificación a pedimento de parte en La Laguna el 16 de julio de 1727 el Escribano Mayor del Consejo de Tenerife. D. Gabriel Román.
En sesión del cabildo tinerfeño de 27 de junio del mismo año, dio cuenta de la anterior y otras Reales Cédulas favorables, que envió desde la Corte el incansable apoderado y Regidor D. Alonso de Fonseca, quien no olvidaba que había sido victima del despotismo del Marqués de Valhermoso, quien años antes lo había deportado a la isla del Hierro.
Los Castellanos, como se a dicho, eran a la vez Alcaldes pedaneos del lugar y Puerto elegido 
por los caballeros hijosdalgos de la Villa de La Orotava con arreglo al privilegio de esta Villa, hasta que elegido el 6 de Enero de 1.725 D. José Agustín Machado Spinola y Lugo, parte de los caballeros orotavenses se opusieron a tal nombramiento, entre ellos los Marqueses de la Florida, y Quinta roja y otros nobles vecinos, que pidieron el pleito con costas pues el nombrado probó cumplidamente ante la Audiencia de Canarias la ilustre calidad de sus linajes; pero desde el año siguiente, por abstención de los patricios electoreros de la Villa , dejó de usar tal privilegio; en lo sucesivo, los Comandantes Generales designaban los castellanos del Castillo de San Felipe y el Corregidor nombraba el Alcalde Pedaneo del Puerto de la Orotava, hasta que se dispuso que estos cargos de Alcaldes pasaran a ser de elección vecinal, Al instaurarse en España el régimen Constitucional, el Puerto de la Cruz, como otros pueblos de Tenerife, tuvo Ayuntamiento propio, con su Alcalde y concejales. Por fines de 1.807, los diputados de su posito, especie de entidad menor municipal, y el personero local del Puerto, solicitaron de la Real Audiencia que su Alcalde conociese en lo civil hasta la cantidad de 500 pesos, dada la importancia de su comercio; con fecha 25 de Noviembre de 1.807 la Audiencia expidió una Real provisión dirigida al Cabildo de Tenerife, para que informase acerca de dicha petición, lo que se vio en sesión del 2 de Enero de 1.808. Ya gozaba de gracia parecida los Alcaldes de Garachico y Santa Cruz de Tenerife, antes de tener estas poblaciones Ayuntamientos formales.
El Pendón que antiguamente presidía en las funciones del día 3 de mayo fiesta de la Santa Cruz por el Consejo Municipal era conducido por el Teniente de Alcalde Castellano del Fuerte de San Felipe, escoltándolo un piquete de Milicianos desde la Plazuela del Consejo a la Parroquia; este se quemó en 1841 en unión con los documentos y archivo de La Orotava en el incendio de la Casa-Colegio de Jesuitas, edificio que hacia de Ayuntamiento a donde se había llevado al ser suprimidas las guarniciones de estos Castillos.
En 1776. Servía de cuartel el castillo de San Felipe en el cual alojaban es esta época a una o 
dos compañías de soldados que venían de Santa Cruz a guarnecer a nuestro pueblo.
D. Antonio Miguel Gutiérrez de Otero y Santayana (1729-1799) Mariscal de Campo de los reales Ejércitos, Ordena al Cuerpo de Ingenieros levantar planos e informes del estado de los castillos, baterías y fortines de toda Canarias. Son designados para estas tareas, el jefe de Ingenieros, Coronel D. Luis Marquelli Bontempo para levantar planos de las fortificaciones. Al ayudante de Ingenieros D. Juan Latigué de Conde, para realizar los informes disponiendo en cada lugar los arreglos necesarios y lo más favorable para su defensa. En el año 1792 estos dos Ingenieros Militares visitan el Puerto de la Orotava. Durante su inspección al castillo de San Felipe se levanta el correspondiente plano, y en lo referente al informe indicaba que:

Plano de Luis Marquelli Bontempo 1792
Aunque su situación sea ventajosa, y sobre laxa, se halla muy combatido del Mar que se introducen en el, particularmente con los Vientos N. y N.O.; merece mucha atención, por ser el único puesto que puede defender el fondeadero aun que distante, flanquea é impide el desembarco por la ensenada llamada el burgao que tiene sobre su izquierda Playa muy acomodada para este fin é inmediata á la Población. Sobre derecha e izquierda tiene un parapeto unido á este Edificio, que se extiende según su figura local, en donde (en caso urgente) se puede colocar varias piezas de Artillería, respecto á que dho. Edificio es de muy corta extensión, mal construido y de poca defensa.
El Cuerpo de Guardia está muy deteriorado, necesita un completo retejo y encallauzarle igualmente que la habitación de la Tropa formándole sus tablados por entero. En el paso del Corredor se le debe hacer su baranda nueva y recorrer el todo de este Edificio. Debe asegurarse el ángulo de la contraescarpa para el descanso del Puente el que amenaza ruina, sus reparos precisa sin mejoras ascenderán á 1996 Reales de Vellón.
NOTA: En atención de no descubrirse desde este Puerto la Batería del Muelle, 
tanto por su situación como por su larga distancia, convendría en tiempo de Guerra una Batería provisional de seis Cañones en el extremo del Barrio de Meguines, así para la defensa de este, como para la de su fondeadero, sin cuyo freno puede todo Barco levarse á la hora que le acomode.
Santa Cruz de Tenerife á 24 de Diciembre de 1792
Rubricado Juan Latigué de Conde
En 1799 D. Diego Barry comerciante de origen irlandés a diferencia de otros prefirió no ocupar puestos políticos en el municipio y renunció a su elección para evitar la multa que le podía caer por su renuncia invirtió 500 pesos en la reedificación del castillo de San Felipe.
Desempeñó las funciones para las que fue construido hasta 1878, año en el que fue desartillado. Con el paso de los años, la fortificación se fue deteriorando y ya en el siglo XX fue reformado, adoptando la estructura arquitectónica con la que ha llegado a nuestros días, conservando en las inmediaciones el polvorín. A lo largo de su dilatada historia, este edificio ha servido no sólo de defensa de nuestras costas sino de enfermería, lazareto, depósito, ciudadela, sociedad de tiro y restaurante.
El Castillo de San Felipe fue declarado Monumento Histórico Artístico bajo la protección de la 
Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, y su estado actual se debe a la restauración realizada por el Ayuntamiento bajo la alcaldía de D. Felipe Machado del Hoyo Solórzano, Marqués de Sietefuentes, a finales de los años sesenta principios de los setenta utilizandolo como Restaurante no duro mucho tiempo. En 1993 se reforma nuevamente con la intención de darle una proyección cultural donde se celebran recitales poéticos, conciertos de música clásica, exposiciones y todo tipo de eventos por lo que se ha convertido en uno de los ejes culturales del municipio.


                             Bernardo Cabo Ramón

notas:
Historia de Canarias, José de Viera y Clavijo (Ediciones Goya 1982
Anales del Puerto de la Orotava 1701-1772, José Águstin Alvarez Rixo, introducción Mº teresa Noreña Salto, Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y Cabildo Insular de Tenerife 1994
Apuntes para la Historia de las antiguas Fortificaciónesde Canarias por José Mº Pinto de la Rosa, 1996
Tenerife a través de la Cartografia 1588-1899, por Juan Toús Melián 1996

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